domingo, 4 de marzo de 2018

No hacer la tarea

Estanislao Zuleta en su ensayo "Sobre la lectura" (1982), explica como el tiempo de lectura no se relaciona con el tiempo real: "Platón en el Teeteto incluye en el concepto de “Esclavos” a los reyes, los jueces y en general a todos los que no pueden respetar el tiempo propio que requiere el desarrollo del pensamiento porque están obligados a decidir o concluir en un plazo determinado y ese plazo prefijado los excluye de la relación con la verdad, la cual tiene sus propios ciclos, sus caminos y sus rodeos, sus ritmos y sus tiempos que ninguna instancia y ningún poder pueden determinar de antemano."

¿Cómo es posible entonces, pretender que cada alumno aprehenda al mismo tiempo? Está debería ser una de las principales preocupaciones de la pedagogía. Por ejemplo, cuando estuve estudiando en la Universidad de Antioquia tuve que salirme porque me habían prohibido el francés, solos dos estudiantes que habían aprehendido previamente el idioma tenían buenas calificaciones, el resto estaba rajado y yo ni siquiera era el peor. La gente puede hablar mucho de la UdeA, pero al menos en la facultad de lenguas, en el programa de licenciatura Inglés y Francés (que poco tiene de licenciatura), los profesores que me habían tocado, tenían una pésima pedagogía. La única manera de que hubiese salido adelante hubiese sido trasnochandome aprehendiendo lo que los profesores no enseñaban, para después olvidarlo todo como pasa con quien no duerme bien. De la misma manera, el saber se nos prohíbe desde temprana edad, como ejemplifica Zuleta con el Don Quijote de la mancha:

"La más notable obra de nuestra literatura –porque en toda nuestra literatura no hay nada comparable– en el bachillerato nos la prohíben, es decir, nos la recomiendan; es lo mismo que prohibir, porque recomendar a uno como un deber lo que es una carcajada contra la adaptación, es lo mismo que prohibírselo. Después de eso uno no se atreve ni a leerlo, le cuentan que el gerundio está muy bien usado, le hablan de sintaxis, de gramática, del arte de los que saben cómo se debería escribir pero que escriben muy mal: una cosa que a Cervantes no le interesaba, pues lo que hacía era escribir soberanamente, con las más ocultas fibras de su ser."

Una profesora me contó como uno de sus estudiantes al final de un semestre había "estudiado" tanto, que al final no aprehendió nada. Ante esto propongo una analogía entre el aprendizaje y la nutrición, primero que todo hay que ser selectivo con lo que consumimos, algunos alimentos nos pueden hacer daño, pero aún disponiendo de los mejores alimentos, atragantarnos de mucho en muy poco tiempo nos induce al vomito. La escuela y mucho más la universidad, son una orgía de conocimientos en la que mucho se come pero muy poco o nada se digiere.

De adolescente odié la escuela. He pasado por tres universidades, pero la única institución a la que he tenido sentido de pertenencia fue Bellas Artes de Sucre (en la que solo estuve un semestre), y eso por que muy poco tenía de institución, en eso entonces quedaba en una casona vieja con ningún apoyo de la alcaldía. La institución como tal, eran los maestros, estudiantes y personajes que la habitaban (un amigo huérfano hasta vivió allí un tiempo). Mis compañeros y yo eramos hambrientos de saber, de modo que, cuando nos cancelaban una clase, porque el profesor no pudo venir o algo, ¡nos enfadábamos!, cosa que casi nunca pasa en una escuela o universidad en la que perder clases (¡que estamos pagando!) es una bendición de Dios.

Pienso que al menos en la universidad, no es un asunto de falta de interés, ya que se supone que los estudiantes eligieron su carrera porque tenían el interés o incluso pasión por ella. Sino que prevalece un protocolo por encima del interés del estudiante y del aprendizaje mismo. Los estudiantes por cumplir este protocolo, poco tiempo les queda para pensar. En una conferencia sobre prácticas pedagógicas, decían que, después de varios años "estudiando pedagogía", los nuevos maestros eran tan solo una continuación de los maestros que ellos tuvieron. Argumentaban que por más que un licenciado estudiara la teoría, el verdadero aprendizaje comenzaba en la labor, por lo que propusieron aumentar el número de prácticas en la carrera, lo que está muy bien. Pero están olvidan un problema, y es que al parecer toda la teoría a la que se le dedica horas y horas de trabajo, es olvidada. Aumentando el número de prácticas formaremos mejores maestros en el aula, pero no mejores pensadores de la educación.

No hice la tarea, porque tardó medio día o más en escribir una página, porque no soy capaz de mentir, porque no tengo esa habilidad, extraordinaria a mis ojos, llamada "carreta", la cual envidio a los que la tienen y aun más a los que no se dan cuenta que la llevan. Aún así, me las puedo arreglar para cumplir con mis responsabilidades, siempre y cuando mi mente me lo permita, porque qué tortura debe ser tener que leer ensayos largos, incomprensibles y llenos de "carreta", cuando en primer lugar la mente no te da lugar ni para dormir tranquilamente.

1 comentario:

  1. Hola, Manuel.

    Valoro que hayas sido sincero en tu escrito, es una lástima que no seas constante con la expresión escrita de tu conocimiento. También conozco un poco sobre Estanislao y es grato saber que otras personas le siguen los pasos.
    Hablaste un poco sobre ser "carretudo" y me parece que le diste muchas vueltas a un asunto que podías definir con pocas palabras, como para que reflexiones.
    Por otra parte, te recomiendo revisar tus textos antes de publicarlos, para que errores tan insignificantes como: tildes de más, tildes faltantes, mal uso de las comas, mayúsculas faltantes, incluso palabras incompletas, sean evitados en la posteridad.
    Por último, me parece importante que te empapes un poco más del significado y diferencias entre aprender y aprehender, porque en algunos casos hubiera decidido que era más pertinente la palabra aprender que aprehender, pero lo dejo a tu criterio.
    Hasta luego.

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