viernes, 26 de enero de 2018

Escuchar

En el el colegio nos enseñan en repetidas ocasiones la diferencia entre oír y escuchar. La primera es simplemente percibir el ruido donde las palabras se convierten en un bla bla bla, la segunda involucra prestar atención al hablante y tratar de descifrar lo que intenta comunicarnos. Hasta ahí bastan simple, pero parece ser que para lograr una comunicación real entre iguales, no basta cumplir el nivel técnico del asunto, si no que es necesario desarrollar un nivel psicológico más íntimo. Esto fue lo que más resonó en mí en esta primera semana de clases, el enunciado "escuchar al otro es desprenderse del ego propio", ¡qué hazaña más extraordinaria!

En una clase en la universidad, la profesora llevó a su hijo, que se sentó en la parte de atrás del salón, durante la clase mientras los adultos discutían, el niño alzó su mano y dio su opinión para luego ser ignorado por su propia madre, su opinión, pertinente en mi opinión, fue opacada por las dinámicas de poder en el salón, ¡y lo peor de todo es que el tema era sobre inclusión!, quedé atónito ante tanto cinismo. En mi opinión personal la profesora aunque "buena persona", estaba llena de prejuicios que había cultivado a lo largo de su carrera, y aunque no fuese su intención estos eran tan firmes que la conversión con ella fue siempre una tarea difícil.

En una clase en secundaria, tuve un profesor de física que era una persona un poco más abierta. En una clase pude notar un error que había cometido, uno esperaría que por ser una ciencia exacta las cosas serían más simples, pero termino en una disputa de media hora, y aunque al final me dio la razón de buena manera, se gastó demasiado tiempo de la clase en una sola cuestión.

Según estas experiencias, pienso yo, que aún con la mejor disposición el ego no es algo que simplemente se apague con un botón, y todos somos culpables. En el caso del maestro, la edad y la formación los pondrán un escalón más alto que los estudiantes, consciente o inconscientemente. Es posible bajarse de ese escalón, pero es una tarea que no puede hacerse sin que una parte de nosotros arda. Como seres humanos necesitamos ser escuchados, pero nos olvidamos de que los otros son otros nosotros, puede que estemos de acuerdo o no con ellos, pero nada más inhumano que callar la voz de alguien.